Fragmento acerca del origen del lenguaje
Sobre la Naturaleza de las Cosas, de Lucrecio
(versión libre en español por Gabriela Marrón)
La naturaleza dio forma a los variados sonidos de la lengua y en función de la conveniencia se expresaron los nombres de las cosas, por un motivo no muy diferente al que vemos cuando la incapacidad de hablar fuerza al gesto a los niños y hace que indiquen con el dedo los objetos que los rodean. Porque cada uno percibe lo que puede lograr con su fuerza: Antes de que los cuernos crecidos le surjan en la frente al ternero, éste acomete enfurecido con ellos y embiste dispuesto a atacar. Los cachorros de panteras y las crías de los leones ya se defienden con el mordisco o las uñas y las zarpas, antes de que les hayan nacido colmillos o garras. Vemos, además, a todo género de aves confiar en sus alas y pedirle temblorosa ayuda a las plumas.
Por lo tanto, no es serio pensar que al principio alguien le asignó nombres a las cosas y después los hombres aprendieron los primeros vocablos. Si ese pudo designarlo todo con palabras y articular los distintos sonidos de la lengua, ¿por qué no pensar que en ese mismo momento no intentaron también hacerlo los demás? Por otra parte, si los otros no hubieran utilizado también entre sí las palabras, ¿de dónde provino el conocimiento de que eran las apropiadas y de dónde sacó ese la original facultad de saber qué quería hacer y proyectarlo en su mente? Uno solo no podía obligar a tantos, ni tampoco dominar a los vencidos para que quisieran aprender los nombres de las cosas. Y no es sencillo persuadir a aquellos que son sordos acerca de lo que resulta conveniente o hacérselo comprender mediante algún razonamiento, porque no lo soportarían y no aguantarían que les aturdieran más los oídos en vano con esos sonidos de la voz nunca antes escuchados. Y por último, ¿qué tiene de tan sorprendente que el género humano, dotado de lengua y de voz, designara las cosas con distintas palabras en función de sus sensaciones? El mudo ganado, e incluso las especies de animales salvajes suelen producir sonidos variados y diferentes cuando están exultantes de alegría o cuando experimentan miedo o dolor. (...) Si distintos sentimientos impulsan a los seres vivos no dotados de lenguaje a emitir sonidos diferentes, ¿cuánto más pudieron entonces los seres humanos designar unas y otras cosas con palabras diversas?
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De Rerum Natura (5, 1028-61 y 1087-90)
Titus Lucretius Carus
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At varios linguae sonitus natura subegit
mittere et utilitas expressit nomina rerum,
non alia longe ratione atque ipsa videtur
protrahere ad gestum pueros infantia linguae,
cum facit ut digito quae sint praesentia monstrent.
sentit enim vim quisque suam quod possit abuti.
cornua nata prius vitulo quam frontibus extent,
illis iratus petit atque infestus inurget.
at catuli pantherarum scymnique leonum
unguibus ac pedibus iam tum morsuque repugnant,
vix etiam cum sunt dentes unguesque creati.
alituum porro genus alis omne videmus
fidere et a pennis tremulum petere auxiliatum.
proinde putare aliquem tum nomina distribuisse
rebus et inde homines didicisse vocabula prima,
desiperest. nam cur hic posset cuncta notare
vocibus et varios sonitus emittere linguae,
tempore eodem alii facere id non quisse putentur?
praeterea si non alii quoque vocibus usi
inter se fuerant, unde insita notities est
utilitatis et unde data est huic prima potestas,
quid vellet facere ut sciret animoque videret?
cogere item pluris unus victosque domare
non poterat, rerum ut perdiscere nomina vellent.
nec ratione docere ulla suadereque surdis,
quid sit opus facto, facilest; neque enim paterentur
nec ratione ulla sibi ferrent amplius auris
vocis inauditos sonitus obtundere frustra.
postremo quid in hac mirabile tantoperest re,
si genus humanum, cui vox et lingua vigeret,
pro vario sensu varia res voce notaret?
cum pecudes mutae, cum denique saecla ferarum
dissimilis soleant voces variasque ciere,
cum metus aut dolor est et cum iam gaudia gliscunt.
(...)
ergo si varii sensus animalia cogunt,
muta tamen cum sint, varias emittere voces,
quanto mortalis magis aequumst tum potuisse
dissimilis alia atque alia res voce notare!
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